Se podría decir que el alma de la Asociación El Olivar es su piso de acogida. Desde el año 1989 en que abrió sus puertas, el piso de El Olivar ha acogido a jóvenes en situación de calle o en riesgo de estarlo. Se trata de un proyecto en el que los propios protagonistas son los chicos que viven en él. Las edades de los residentes van de los 18 a los 26 años, aunque la mayoría son chicos muy jóvenes, en muchos casos extutelados que pasan a vivir en El Olivar al cumplir su mayoría de edad. La realidad es que el derecho a una vivienda digna está hoy muy lejos en nuestro país de poderlo considerar consolidado. Más bien vemos como el acceso a un lugar digno donde vivir cada vez se dificulta más. Las personas sin hogar son el eslabón último de esta cadena. Desafortunadamente los poderes públicos están muy lejos de cumplir su misión de garantizar los derechos de todas y todos. Es por eso que muchas veces tienen que ser la solidaridad ciudadana la que acuda a la llamada de la hospitalidad imprescindible para construir sociedades vivibles para todas las personas. Esa es la tarea a la que nos dedicamos.
El proyecto de El Olivar desarrolla un trabajo integral donde son los propios residentes los que dirigen su recorrido personal, con el acompañamiento del equipo de educadores del piso. El objetivo final es que la persona pueda desarrollar una vida personal plena. En la actualidad la mayoría de las personas que viven el piso son migrantes pero este no es un espacio solo para migrantes. Todos cabemos en El Olivar y nuestro compromiso es colaborar con aquellos que necesiten en el recurso sea cual sea su condición. Esa fue nuestra vocación desde el primer momento.
El proceso de entrada se hace, generalmente, a través de la derivación de profesionales, entidades o asociaciones, no descartándose la posibilidad de que los propios posibles residentes soliciten conocer el proyecto para entrar en él. El tiempo de estancia máximo ronda en torno a los 18 meses aunque no existe un plazo fijo e inamovible.